Para diseñar una coreografía hay que apoderarse de los temas, conocerlos y saberlos expresar, al momento de realizar una obra se debe pensar en la causalidad, en esa forma dramatúrgica que lleva al fondo de la premisa y, una vez definida esta lluvia de imágenes, la columna vertebral y la idea generalmente se enfocan a la cuestión poética; es decir, al cómo se construyen y ordenan las escenas.
Para que la gente emplee la creatividad dentro la danza se necesita trabajar con herramientas metodológicas para despertar la motivación y ayudar a componer dentro de un mundo tan abstracto como es el de la creación.
“Hacer danza es como pintar, trazar e imaginar en una hoja en blanco, todo dentro del marco del respeto a la creación individual, porque lo importante es que cada artista descubra su propio lenguaje, lo que lo diferencia de los demás”.
El coreógrafo es quien, guiado por la música elegida, concierta los movimientos de los bailarines, creando la parte danzante. En la actualidad, la coreografía es un arte extraordinariamente complejo para el que se requieren conocimientos excepcionales.
Para empezar, no existe una escuela de coreógrafos, ni método alguno de enseñanza. No podría haberlos, dejando a un lado la educación esmerada de los bailarines en general. El coreógrafo es un bailarín que tiene necesidad imperiosa de expresarse, capacidad para lograrlo y buena suerte. Nace con buenas condiciones para ello, y las cultiva, pero no las adquiere si el temperamento no existe. Debe estar tan impregnado de la tradición que el deseo de expresarse surja como reacción contra la rutina. Es necesario poseer temperamento musical y tener conocimientos prácticos; entender, tanto en su aspecto histórico como estético; comprender el mecanismo y el espíritu del teatro; poseer conocimientos de la naturaleza humana y ser capaz de inspirar confianza y fidelidad. Los bailarines son para él como los tubos de colores para el pintor, con la diferencia de que deben ser, a la vez, inteligentes y sensibles. Así, no debe maravillarnos que el auténtico coreógrafo sea una rareza. La rareza reside en el hecho de que el coreógrafo, por la naturaleza de su trabajo, se halla a igual distancia del artista creador y del interpretativo. Esto se halla al alcance del maestro capaz, implica en sí la originalidad de expresión.
Otra de las condiciones esenciales es la calidad teatral. El ballet que relata una historia es algo así como una comedia que debe desenvolverse lógicamente. Una vez hallado el tema conveniente, es susceptible de una gran variedad de interpretaciones, realistas o simbólicas. Por tanto, el coreógrafo ha de elegir un tema que sea apropiado a su elemento.
Otra de las condiciones indispensables es que la coreografía ha de ser la expresión de una personalidad muy definida. Es la personalidad, o sea, la originalidad de expresión, como hemos visto, lo que distingue a la coreografía de la ordenación de pasos y actitudes, por grande que sea la destreza de la misma.
Paso de La MARINERA NORTEÑA
Los bailarines deben mover sus pies de una forma especial, tal como se explica: Para avanzar frontalmente se llama PASO LATERAL:
PARA DESPLAZAR A LA DERECHA
El pie derecho avanza medio paso, coloca media punta sin peso en línea paralela al IZQUIERDO y lo cruza; pie izquierdo avanza apoyado en la planta, cruzando al de atrás;
PARA DESPLAZAR A LA IZQUIERDA
El pie izquierdo avanza medio paso, coloca media punta sin peso en línea paralela al DERECHO y lo cruza; pie derecho avanza apoyado en planta, cruzando al de atrás.
LATERAL CRUZADO
Para desplazarse lateralmente se hace el "paso de tijeras" de acuerdo al siguiente orden: pie derecho avanza un paso a la derecha colocando media punta atrás y al lado del pie izquierdo con peso; pie izquierdo cruza por delante del derecho, colocando la planta con peso; repite el inicial y luego repite del segundo paso.
USO DEL PAÑUELO
Ciertamente no existe una forma única de tomar y mover el pañuelo durante el baile. Lo que sí es importante destacar es la importancia expresiva del uso de este elemento, quizás como una extensión del propio cuerpo y como un aliado que reafirma el estilo y la personalidad de cada bailarín.
El pañuelo se toma con una mano, se mueve dibujando "ochos"imaginarios y círculos en el aire, haciendo resaltar que no debe caer y mantenerlo siempre en postura elegante y refinada pues es el instrumento principal de la comunicación con la pareja.